No importa todo lo que te haya pasado hacia atrás. Llegó la hora de que veas tus sueños cumplidos. Cuando el famoso rey David enfrentó al gigante Goliat, le dijo: “Hoy me será entregada tu cabeza”. Adoptá la misma actitud a diario de que hoy es el día de tu mejor victoria, de renacer, de cerrar una etapa de dolor, de tristeza y de fracaso, para comenzar a ver proyectos concretados.

Para que un sueño se convierta en realidad, primero tiene que haber un rompimiento. Nunca llegarás a ningún lado, si primero no abrís brecha, si no rompés algo. Todos los seres humanos anhelamos el éxito, pero muchos no estamos dispuestos a que haya primero un “rompimiento”. Hasta que no nos detengamos y digamos: “Voy a ir donde nadie fue antes, voy a lograr lo que nadie logró nunca”, no alcanzaremos el éxito.

No hay éxito sin rompimiento.

¿Qué quiere decir rompimiento? Rompimiento es cuando uno abre camino y lo hace para los demás. Tenés que ser un rompedor. Si lograste el éxito en tu trabajo, abrile puertas a los demás; si lograste el éxito en algún área de tu vida, abrí camino para los que vienen atrás. Porque rompedor no es el que logra algo y no deja a entrar a otros, sino el que abre camino para los demás, para que a otros también les vaya bien.

Los rompedores levantan la vara. Cuando rompen algo nuevo, suben la vara. Si una banda de música está formada por personas que tienen muy buena voz para cantar, esa es la vara y, de ahí para abajo, ya no puede cantar nadie más. ¿Por qué? Porque los rompedores sacan a luz a la mediocridad. Tenés que romper la vara allí donde estás. Si en tu casa la vara hasta ahora fue la crítica, a partir de ahora, con vos será la excelencia.

El mundo actual precisa muchos rompedores que levanten la vara en todos los ámbitos.

Me contaron que una charla para jóvenes en una provincia argentina fue organizada por cuatro mujeres de entre 20 y 30 años. Ellas se comunicaban entre sí con sus celulares. Tuvieron que armar un evento con 9.000 chicos y chicas y cuidar que ninguno fumara en el baño o se peleara con otro. ¡Con todo lo que implica manejar un volumen tan grande de gente! En el medio de todo eso, hubo un paro de transporte y muchos quedaron varados. En ningún momento, las cuatro jóvenes se pusieron nerviosas, sino que se mantuvieron siempre muy tranquilas y contentas, coordinando y prestando atención a cada detalle. Uno de los oradores les comentó: “Las felicito porque he visto muchos eventos organizarse pero no de esta manera brillante. ¿Cómo lo hacen?”. Y le dijeron que su profesor de oratoria en la facultad las había elegido cuando eran sus alumnas para trabajar con él. Así armó el equipo con cuatro alumnas con notas sobresalientes.

Si un líder dice: “Vengan todos los que quieran”, vendrán muchos y algunos harán bien su trabajo, mientras que otros no. Pero cuando el líder hace una selección, coloca la vara bien alta y cada persona que se siente elegida y respeta al líder aspirará a alcanzar ese nivel. ¿Y cómo se alcanza ese nivel? Estando comprometido a aprender. Las cuatro organizadoras del evento para jóvenes estaban en la clase de oratoria pero el líder las desafió a trabajar. Tal vez no querían organizar pero él les puso una vara y llegaron a ser excelentes en lo suyo porque se comprometieron a aprender.

Lo único que me lleva del punto cero al punto diez es aprender.

Si yo realizo una tarea y no tengo fruto, no estoy aprendiendo. Aun cuando venga todos los días y esté encima de mi tarea. Cuando hay voluntarios, muchos no tienen el compromiso de aprender para crecer, por eso son inconstantes. Pero cuando la gente es elegida especialmente, eso genera compromiso y responsabilidad. Aprender significa tener fruto, resultados. Si yo no tengo fruto, si no mejoro en lo que estoy haciendo, no estoy aprendiendo. Aunque me involucre en la tarea completamente. El rompimiento consiste precisamente en tener más fruto.

¿Sos un rompedor? ¿Estás abriendo caminos por los que pueda transitar mucha gente detrás de vos?

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