La hipocresía consiste en fingir lo contrario.
Uno tiene A pero finge B, uno piensa una cosa pero hace otra. Por ejemplo, vos les decís a tus hijos que no fumen porque les hace mal a su salud y fumás a escondidas.
Hipocresía no es editar, lo cual es algo saludable. Editar quiere decir que uno no dice todo lo que piensa. Hay gente que se jacta de decir todo lo que piensa. En realidad, no tiene empatía porque uno no puede hablar siempre palabras que lastimen al otro porque sí. A veces uno se tiene que reservar ciertas cosas y no decir todo lo que le viene a la mente. Eso no es hipocresía, sino madurez. Si yo, por ejemplo, veo a una persona que, para mi gusto, está mal vestida y la saludo sin comentarle lo que pienso de su vestimenta, eso es editar. Hipocresía sería decirle: “¡Qué lindo/a estás!”. Porque pienso una cosa y digo lo contrario.
Existen tres tipos de hipócrita:
El hipócrita psicópata
Es una persona que lo que busca es poder de dinero, de sexo, de dominio. El psicópata lo que hace es cosificar al otro porque lo ve como un objeto, como una cosa que usa y descarta. Es alguien que no respeta los límites. Le dicen: “A las ocho empezamos” y viene a las nueve. O le dicen que haga algo y hace otra cosa. ¿Por qué? Porque no respeta los límites, por eso tiene problemas con la autoridad, con los maestros, con la policía, con los padres y ¡con todo el mundo! Es impulsivo y enormemente mentiroso. La hipocresía del psicópata no es para agradar, sino porque en realidad está persiguiendo un objetivo que quiere lograr.
El hipócrita narcisista
Es el orgulloso, el fanfarrón. Este no está simulando, sino que cree lo que está haciendo. Aparece y opina: “Yo pienso que el matrimonio es maravilloso”… y se lleva muy mal con su esposa, aunque él cree que de verdad el suyo es un matrimonio extraordinario. O cuenta que él sabe de todo, que es grandioso: “Yo te voy a enseñar a hacer buenos negocios para que ganes millones”… ¡y lo cree! Es una postura que realmente cree. Por eso, hay gente a la que uno cuestiona: “¿Pero vos me decís eso a mí que tus decisiones son un caos?” y no lo puede entender. No tenemos que aclararle nada a una persona creída. Porque no comprende, ya que ella cree de verdad el papel de hipócrita que está representando.
El hipócrita común
Somos vos y yo. Todos alguna vez hemos mostrado lo contrario. ¿Por qué a veces somos hipócritas todos los seres humanos? Porque mostramos algo exagerado a los demás para impactarlos, ya que cuando nos miramos a solas en nuestro espejo, hay algo de nosotros que no nos gusta. Es una insatisfacción privada. Como hay algo de mí que veo y me desagrada (una insatisfacción interna y personal), siento que el otro lo va a ver y tampoco le va a gustar. Entonces invento, exagero, armo otra imagen para mostrar a los demás y tapar la imagen que me causa insatisfacción.
Detrás de las conductas hipócritas que todos podemos tener en algún momento, hay una área de insatisfacción que debemos detectar. Porque cuando nos miramos al espejo y nos gusta lo que vemos, nos amamos, nos respetamos. Y, como resultado, no necesitamos jactarnos, ni exagerar, ni mostrar algo que no es. Cuando lo que vemos de nosotros mismos nos gusta, nos brinda satisfacción, sabemos que también al otro le va a gustar. Pero para ello, es fundamental aceptarse tal y como uno es.
Toda nuestra cultura está armada para que estemos insatisfechos con nosotros mismos. Por eso, hay tanta gente hipócrita en todos los ámbitos.
¿Cómo te llevás con la imagen que ves de vos mismo?